4. Procesos políticos, económicos sociales o culturales más importantes

En las gráficas que muestra el estudio podemos decir que dos tercios de la población reconoce que los derechos se respetan poco o nada a las personas gays o lesbianas. El 3.2% de la población se reconoce como no heterosexual. Los porcentajes de la población por Estado, que no justifica que dos personas del mismo sexo vivan juntas como pareja comienzan en 40.5% a 79.4%. Es decir, más de la mitad no acepta las relaciones homosexuales y, por tanto, podemos afirmar que es más difícil que acepten a familias homoparentales. Si el 96.8% se reconoce como heterosexual y de los cuales más del 50% no acepta el noviazgo homosexual, entonces más del 48.4% del censo reprime o argumenta sobre vida del 3.2% que se identifica como homosexual.

Según el Consejo Nacional de Población (Conapo), en 2005 menos del 50% de los hogares mexicanos estaban compuestos por una pareja heterosexual con hijos. El resto son otro tipo de hogares (parejas sin hijos, unipersonales, jefe o jefa de familia con hijos o, entre otros, co-residentes, es decir, hogares formados por personas que no tienen relación consanguínea o legal).

Datos del organismo federal confirman que uno de cada cuatro hogares tiene una jefatura femenina y se estima que en los próximos años esa tendencia se incrementará, ya que los hogares mexicanos continúan diversificando su composición interna.

Por tanto, la política mexicana debe de reconocer esta pluralidad de las familias, que está rompiendo el concepto de singular de familia y se marca un precursor para las familias compuestas por individuos del mismo sexo.

Las estadísticas permiten dimensionar el número de familias encabezadas por parejas del mismo sexo que se ven afectadas por la inexistencia de estatutos legales que las protejan.

En 2015, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realizó la Encuesta Intercensal con la finalidad de actualizar información sobre la composición y tamaño de la población y los hogares de México.

En el análisis de los datos obtenidos se contabilizaron 198, 502 pajeras del mismo sexo, lo que representa 6.21 parejas del mismo sexo por cada mil hogares en México. Observando este porcentaje se señala que los estados con mayor presencia de este tipo de familias fueron Quintana Roo, Estado de México, Baja California, Ciudad de México y Nayarit; en estos estados existe pleno reconocimiento legal de los matrimonios igualitarios. Mientras que, en los estados de Aguascalientes, Sinaloa, San Luis Potosí, Veracruz y Campeche, tienen un menor porcentaje de pajeras del mismo sexo que viven juntas.

Al analizar las cifras en cantidades totales y no en porcentaje, los valores difieren siendo los estados con menor cantidad de homoparentales Campeche, Baja California Sur, Colima, Aguascalientes y Tlaxcala: entre mil 346 a 2 mil 037 hogares totales. Por el contrario, la mayor cantidad se registró en Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Veracruz y Puebla con cifras de 30 mil 782 a 8 mil 655 hogares. Estas cifras, evidentemente, son reflejo del tamaño de la población total de cada entidad.

También, se debe reflexionar que, en promedio, la mitad de los hogares con parejas homosexuales viven con hijos, lo que equivale a 105 mil 116 casos. Los estados con el menor porcentaje de presencia de parejas homoparentales con hijos fueron Veracruz, Quintana Roo, Yucatán, Coahuila y Ciudad de México con cifras de 48.8% a 38.2%. Por lo contario, con mayor presencia, se ubican en los estados de Aguascalientes, Guerrero, Chiapas, Sonora y Durango, con datos de 72.1% a 61.1%. Nuevamente, al calcular los valores totales, las perspectivas cambian, pues existen más familias totales en estas condiciones en los estados de Estado de México, Jalisco, Ciudad de México, Veracruz y Puebla, con 5 mil 259 hogares a 15 mil 950 y menor cuantía en los estados de Baja California Sur, Campeche, Colima, Nayarit y Tlaxcala, con entre 664 y mil 181 hogares.

De esta manera, se asume que la población en México y sus relaciones parentales están cambiando y es necesario brindar derechos no reconocidos en el marco jurídico. Cada vez que una legislatura se niega a aprobar el matrimonio igualitario, está desconociendo las garantías de este sector poblacional que existen en todo el territorio nacional. Todos tenemos el derecho de sentir seguridad dentro de nuestro núcleo familiar, más aún si se trata de una unión libre de violencia intrafamiliar y solo es amenazado por individuos grupos externos que ofenden, agreden e intentar reprimir o sobreponer sus creencias ante una familia complemente distante de él.

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